Este pequeño versículo lo encontramos en el último libro del Antiguo Testamento justo después de que el Señor le ha reprochado al pueblo de Israel, muy severamente, su falta de lealtad hacia Dios. Esto me hizo pensar en lo sencillo que nos resulta volvernos desleales, bruscos, ofensivos y en ocasiones hasta violentos con aquellos más cercanos a nosotros.
¿Te has preguntado por qué cuando andabas de novio o novia te era tan sencillo aceptar los caprichos de la otra persona? ¿Te acuerdas que antes de tus amigos, el futbol, la novela… ¡a veces incluso antes que tus padres! ponías el tiempo para estar con ese muchacho guapetón o esa chica despampanante?
Hazte la pregunta con toda seriedad: ¿qué ha pasado?
Tan solo unos cuantos años al futuro de esos recuerdos y de pronto ya no tienes tiempo para ella, las cosas absurdas y “tonterías” que antes le celebrabas ahora “¡te hartan!”, compartes la misma casa, los mismos hijos pero se ha perdido algo, se ha perdido la lealtad.
Si me dices que le eres fiel a tu esposa o esposo te lo creo pero, ¿le eres leal?
Ser leal quiere decir jugar en el mismo equipo, quiere decir verdaderamente interesarte por aquellas cosas que le importan, quiere decir darte cuenta que algo le cuesta trabajo y necesita tu ayuda y que siempre estás allí para ella o para él.
Estoy convencido que todos queremos la lealtad de nuestra pareja. Todos deseamos ser escuchados, todos queremos que nos ayuden cuando lo necesitamos, todos buscamos sentirnos amados pero tan solo por un momento hazte la pregunta: ¿estoy logrando esto para mi pareja?
Quiero proponerte que Dios, el Todo Poderoso, cree que tu eres exactamente la persona ideal para cuidar de su hija o de su hijo. Que te hizo exactamente con todo lo que se necesita para que ames a la otra persona tan profunda y escandalosamente que la paz y el amor de Cristo en tu hogar no se pueda ocultar.
No repudies a tu esposa o esposo, no repudies a tus hijos, no repudies a tus hermanos y hermanas, sé leal, camina con ellos el camino y carga sus cargas… descubrirás que el amor de Dios es más ligero de lo que crees.
Octubre 11, 2017 | Jorge A. Salazar
Blogs Anteriores
Usa tus talentos para los demás
"Confía, Él viene" :: Viviendo la Fe
Plan de lectura cronológico en 61 días
Dios no soporta a los chillones
Tu perdón es un reflejo de tu cristianismo
Ni Dios es un genio, ni tú eres Aladino
Cuando el sufrimiento es bueno
Mateo 13 "¿En verdad es Cristo tu tesoro?"
Mateo 12 "¿Pero tú, por qué juzgas?"
Mateo 11: "Suelta el estrés, Dios tiene el control"
Mateo 10: ¿Enemistad con el Mundo?
Mateo 9: "Un Encuentro Inesperado"
Devocional para Mujeres: Mateo 2
Devocional para Mujeres: Mateo 1
Cómo saber cuando algo anda mal
¿El propósito de Dios o mi propósito?
Herramientas para compartir tu fe
¡Dios y yo no pensamos lo mismo!
¿Por qué un Dios bueno permite la maldad en el mundo?
¿Debemos llamarlo Jesús o Yeshúa?
Dando rienda suelta al orgullo
¿Podemos Confiar en la Biblia?
¿Qué es el diezmo y por qué debo darlo?
Lo urgente contra lo importante
Los Efectos del Postmodernismo
¿Casar homosexuales o cazar homosexuales?
Ocupémonos del propósito de Dios
¿Por qué quiere Dios que oremos?
¿El propósito de Dios o mi propósito?
Las Manías del que Cree que Cree
En Busca de la Divinidad de Jesús